Preparación esencial del cristiano: La Unción
LECTURAS:
Éxodo,Cap. 31, Vers. 1:6 Hechos,Cap. 10, Vers. 35:39 Hebreos, Cap.1, Vers. 7:9
JOSÉ DAVID AMADO, 26/02/2017 - Sabemos que para el motor de cualquier vehículo el aceite es
fundamental. Y en nuestra cultura mediterránea el aceite es uno de los
elementos importantes en nuestras costumbres culinarias.
Pero cuando hablamos del aceite, en nuestro entorno cristiano, nos
referimos al Óleo Santo, o sea el “PODER” del Espíritu Santo, así que debemos saber la importancia de su
renovación, y saber más acerca del tema... La palabra ungir significa: untar, aplicar aceite.
En Hebreos
1:9, leemos: “Has amado la justicia, y
aborrecido la maldad, Por lo cual te ungió Dios, el Dios tuyo, con óleo de
alegría más que a tus compañeros”.
Debemos saber pues, que la unción es la habilidad, capacidad o poder
otorgado por Dios al creyente, en nuestra época, a través del Espíritu Santo,
para la obra del ministerio.
Antes que Jesús comenzara su ministerio, fue ungido, y
lo hemos leído en Hechos 10:38.
“Cómo Dios ungió a Jesús de
Nazaret con el Espíritu Santo y con poder; el cual anduvo haciendo el bien, y
sanando a todos los oprimidos del diablo; porque Dios estaba con Él”
Así que observamos que la unción nos
equipa para el ministerio o servicio a Dios, según también vemos en la lectura
de Éxodo, 31:
6 Y he aquí que yo he puesto con él a Aholiab
hijo de Ahisamac, de la tribu de Dan; y he puesto sabiduría en el ánimo de todo
sabio de corazón, para que hagan todo lo que te he mandado;
Por todo esto nos debemos preguntar: ¿Cuál es el propósito de la “UNCIÓN” o “PODER DE DIOS?
Podemos encontrar varios textos al respecto:
En Lucas 4:18. “El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para
dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de
corazón; A pregonar libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en
libertad a los oprimidos”
En éste pasaje observamos algunos de los objetivos
de la UNCIÓN de Dios:
Muchas veces oramos…, y oramos…, y oramos…, sin
percibir que primero debemos pedir Su UNCIÓN,
hasta reconocer, como dice el texto que: “El Espíritu del Señor está sobre mí…” y a partir de ahí, seguro que la oración es poderosa: “Para dar
buenas nuevas a los pobres…”, “Para
sanar a los quebrantados de corazón…, y vista a los ciegos”, a “A pregonar libertad a los cautivos, y a
poner en libertad a los oprimidos”, etc., etc.
Hay que matizar que el poder o la unción del Espíritu Santo
no es dada para un beneficio egoísta o personal, sino para bendición de otros. No
creo que le sirva a Dios una magnifica obra realizada por nosotros, si detrás
de todo eso hay orgullo personal o ganancias materiales… Más bien Él las
reconocería si en ello nos hemos dejado la piel y no ha habido ningún ánimo de
beneficio personal.
Como hemos visto La unción es para
sanar a los enfermos, echar fuera demonios, predicar el evangelio, ministrar
milagros… Pero ante todo, es para glorificar a Cristo.
La
unción vence la esclavitud
Veamos ahora Isaías 10, 26:27:
26 Y levantará Jehová de los ejércitos azote contra él
como la matanza de Madián en la peña de Oreb, y alzará su vara sobre el mar
como hizo por la vía de Egipto.
27 Acontecerá en aquel tiempo que su carga será quitada
de tu hombro, y su yugo de tu cerviz, y el yugo se pudrirá a causa de la
unción.
Israel tenía angustia y miedo de los asirios, pero
Dios promete que (“la carga será quitada” y “el yugo se
pudrirá”), y Dios dice aquí que quitará la opresión, y el miedo huirá…,
dice que: “A causa de la unción”
Así que la unción trae libertad a los ungidos, a
través de ellos a las naciones, a los vicios de ellas…, drogas, miedos,
adicciones, maldiciones, enfrentamientos, etc.
Pero la UNCIÓN requiere también por nuestra parte
de, anhelo, fe, aprecio…
1-
La unción viene
sobre aquellos que tiene hambre y sed de ella, Hechos 4, 31:
“Cuando
hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron
llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios”
Ellos anhelaban más de Dios, querían más UNCIÓN para ser más efectivos en el
avance del Reino de Dios…, además se acercaron a Dios con fe, clamaron al Señor
creyendo firmemente que Él podía darles más, y eso recibieron.
2-
El poder del Espíritu Santo o unción se manifiesta en quién y en dónde es estimada
y valorada. Un ejemplo de esto lo vemos en Marcos 6, 3:6
3 ¿No es éste el carpintero, hijo de María, hermano de
Jacobo, de José, de Judas y de Simón? ¿No están también aquí con nosotros sus
hermanas? Y se escandalizaban de él.
4 Mas Jesús les decía: No hay profeta sin honra sino
en su propia tierra, y entre sus parientes, y en su casa.
5 Y no pudo hacer allí ningún milagro, salvo que sanó
a unos pocos enfermos, poniendo sobre ellos las manos.
6 Y estaba asombrado de la incredulidad de ellos. Y
recorría las aldeas de alrededor, enseñando.
“Y se escandalizaban de él, y no pudo hacer allí ningún
milagro”. Donde la unción que estaba sobre el Maestro no fue
reconocida no pudo realizar ningún milagro.
Esto no quiere decir que donde no nos reciban bien
nos vayamos, nos vayamos, o los desahuciemos de las bendiciones de Dios, porque
al final del pasaje dice: “Y recorría las aldeas
de alrededor, enseñando”
Dios sabe que debemos hacer, y donde y de
qué manera hacerlo.
En Mateo
13, 3:9, La Parábola del Sembrador, dice:
3 Y les habló muchas cosas por parábolas, diciendo: He aquí, el
sembrador salió a sembrar.
4 Y mientras sembraba, parte de la semilla cayó junto al camino; y
vinieron las aves y la comieron.
5 Parte cayó en pedregales, donde no había mucha tierra; y brotó pronto,
porque no tenía profundidad de tierra;
6 pero salido el sol, se quemó; y porque no tenía raíz, se secó.
7 Y parte cayó entre espinos; y los espinos crecieron, y la ahogaron.
8 Pero parte cayó en buena tierra, y dio fruto, cuál a ciento, cuál a
sesenta, y cuál a treinta por uno.
9 El que tiene oídos para oír, oiga.
Jesús fue por toda tierra que estuvo a su alcance
para predicar el nuevo Evangelio. No se nos dice en ninguna parte de la
Escritura que vayamos por aquí si, o por aquí no. La Parábola del Sembrador nos
lo dice claramente, que sembremos en todas direcciones, y el crecimiento es de
Dios.
La unción debe
ser valorada y cuidada, porque sí la administramos bien, el Señor nos entregará
más… Esto es en el aspecto personal, en el aspecto colectivo, debemos
identificar dónde o a quién se le ha concedido esa UNCIÓN, y al igual que en lo personal, cuidarla, valorarla,
protegerla, animarla, exaltarla, y finalmente procurar extenderla entre el
resto de los hermanos. Cuántos más nos sintamos ungidos más y mejor podremos
extender Su Palabra, y hacer el bien a esta sociedad corrompida y egoísta.
Dios todopoderoso es quien nos unge con su
Espíritu Santo.
Seamos pues hijos oradores suyos, pero pidamos
primero de su UNCIÓN, para así, con
más eficacia, poder presentarle aquél día, multiplicados Sus Talentos.
Cuando el apóstol Pablo llegó a la ciudad de Éfeso
preguntó a aquellos discípulos que estaban allí: “¿…recibisteis el Espíritu
Santo cuando creísteis? Y ellos le contestaron: “ni siquiera
hemos oído si hay Espíritu Santo”. Estos discípulos no tenían conocimiento alguno de la realidad del Espíritu
Santo ni de su obra, ni de la unción.
En Juan
14:26 se nos dice:
“Mas
el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, Él os
enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho”
Vemos
pues que hace referencia a Aquel que anhela guiarnos hacía la voluntad del
Padre celestial.
1ª Pedro
1:14-16 nos dice:
“Como
hijos obedientes, no se conformen a los deseos que antes tenían en su
ignorancia, sino que así como Aquél que los llamó es Santo, así también
sean ustedes santos en toda su manera de vivir. Porque escrito está:
"SEAN SANTOS, PORQUE YO SOY SANTO”
Es
necesario tener en cuenta que la unción y los dones del Espíritu
Santo se reciben. El Señor mismo los entrega; pero el carácter maduro
y santo es el resultado de una proceso formativo en el que es vital someter
nuestro corazón a Dios sin reservas.
Es
necesario valorar la unción que el Espíritu Santo pone en cada creyente.
El
sostén de la unción es el carácter del creyente, por eso dice
la Palabra en Mateo 13:12: “Al que
tiene, más se le dará; pero al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará”, ya que
nadie echaría su preciosos aceite en una vasija rota. Lo primero que haría
sería repararla, la restauraría para no perder aquel aceite, por esto el
carácter de Cristo en el cristiano es la fuerza de la vasija que contiene la
unción del Espíritu Santo.
Algunos
de estos arreglos necesarios son: la falta de perdón, la inmoralidad sexual, la
murmuración, la falta de sometimiento, la mentira, el descuido en la comunión con
el Señor, entre otras, cosas ante las cuales debemos pedir perdón y corregir
estas malas conductas que afectan nuestra vida.
Es muy
importante el fruto del Espíritu Santo en el cristiano, Gálatas 5:22-23
“Mas
el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad,
fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley”
Veremos
casos donde una persona puede fluir en los dones del Espíritu Santo, sin
experimentar el fruto del Espíritu en su vida.
Vemos en
el caso de los hermanos de corinto que tenían mucho poder, pero con una marcada
ausencia de amor, honestidad, humildad e integridad, ya que se nos dice que
habían muchos conflictos.
También
podemos observar por ejemplo el caso de Sansón, juez de Israel, quien tenía una
fuerza física sobrenatural (por la unción del Espíritu Santo), pero
lamentablemente también había en él una gran debilidad moral. Por
todas estas cosas el fruto del Espíritu Santo es nuestra vida es un factor muy
importante y valioso.
Reflexión
final: Debemos desear todo lo que Dios ha diseñado
para cada uno de sus hijos, sin embargo es vital tener siempre las intenciones
correctas, es decir busquemos que Jesucristo sea glorificado en todo lo que
hagamos. Nuestra principal razón es que él resplandezca, y que su gobierno se
establezca en medio nuestro. Procuremos pues los dones mejores, pero ante todo
el amor de Dios gobernando nuestra vida.
ORACIÓN: Bendito Dios, nos presentamos ante ti,
hoy, arrodillados ante tu presencia, reconociendo nuestra debilidades, nuestros
temores, nuestras incapacidades… Y te pedimos oh Dios de bondad, nos concedas
de tus Dones para hacernos siervos útiles. Úngenos con tu poder para hacernos siervos
valientes en la predicación de Tu Palabra. Queremos ser buenos sembradores que
no temen llevar la Buena Nueva allí donde nos mandes. Y queremos ser fieles
valedores de todo aquello que has depositado en nosotros.
Permite
Oh Dios que a través de nuestro testimonio, de nuestro trabajo, de nuestra
hermandad, muchas almas sean ganadas.
Te lo
pedimos siempre, en el bendito nombre de Tu Hijo Jesús. AMÉN.
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